Cuando reservé para el Hotel California en Londres me esperaba algo mejor. Me habían dicho que era un edificio viejo de tres plantas con unas 60 habitaciones que estaba muy céntrico.
Lo que no me dijeron era que se parecía más a una pensión de mala muerte que a un hotel decente. Sólo aguanté un par de días. Después cambié de hotel. No aguantaba subir y bajar escaleras. Eran tres pisos los que tenía que subir y bajar por unas escaleras que parecía que se rompían bajo mis tacones.
Encima mi habitación era minúscula. En vez de ser cuadrada era un rectángulo estrecho con vistas a un patio de luces que me agobiaba cada vez que me asomaba a la ventana.
Ducharme en el cuarto de baño fue inolvidable. Mala presión, una bañera vieja y unos azulejos por las paredes que habían conocido tiempos mejores.
Pero lo peor me esperaba en mi cuarto. Llego mi segunda noche en el hotel y comprobé con horror que no me habían cambiado las sábanas. Llamé a recepción y me dijeron que las cambiaban cada tres días, pero que no me preocupara que me habían puesto unas sábanas limpias el día anterior; no había dormido en las sábanas del anterior cliente. ¡Menudo alivio!
Hice las maletas y me marché a la mañana siguiente. Aquello no era para mí.
Lo único que valía la pena era la conexión wi fi. Funcionaba rápida como una moto de carreras. Mucho mejor que la que tengo en casa.
También era bueno el buffet del desayuno. Te ponían salchichas, huevos revueltos, judías, beicón, infusiones, café, bollería, zumos...
Hablando de infusiones en la habitación había una tetera. Te podías preparar un té inglés cuando te apetecía.
Pero no os recomiendo en absoluto este hotel. Es viejo y está mal cuidado. Parece más una pensión de mala muerta que un establecimiento hotelero digno. Todavía tengo pesadillas con aquellas escaleras de madera y aquellos suelos también de madera. Crujían cada vez que daba un paso. Horrible a más no poder.
EVANGELINA2000 CIAO
